jueves, 22 de octubre de 2009

Prólogo de Juan

JESÚS ES UNA PERSONA DIVINA.

El Verbo y Dios

Jesús es el Verbo que comparte la eternidad de Dios (1:1-2)

Juan comienza contándonos de la preexistencia del Verbo. En el principio, afirma Juan. No hay duda que Juan alude al Génesis y el relato de la creación. Veamos el uso de terminología al inicio del Génesis presente aquí en el Prólogo: vida, luz, tinieblas. Génesis narra la primera creación. Juan 1 narra la nueva creación, que es una re-creación de veras. Así que en el principio, el Verbo ya era, es decir, ya existía. “Es este un evangelio que registrará la re-creación de hombres y mujeres, el hecho de dar vida en las tinieblas donde no hay esperanza”.

Era el Verbo: era significa: ya existía. Antes que el orden creado como ahora lo conocemos existiera, ya existía el Verbo. Eso habla de su pre-existencia eterna. Y es que por definición, Dios no tiene principio. Sólo podemos pensar atrás en el momento de la creación, y quizás registrar una vaga noción de la vida de Dios en sí mismo antes del tiempo (cp. 17:5, 24: ‘la gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese’).

Jesús es el Verbo que estaba eternamente con Dios (v. 1). Y el Verbo era con Dios… signi-fica que Jesús estaba cara a cara con el Padre en íntima relación y comunión. Por eso Pro-verbios (8:22, 30) tiene mejor sentido. Hay una clara distinción entre Dios y Jesús. Entonces, Jesús, el Verbo, no es mera ‘emanación de Dios’ como muchos pensaban en el primer siglo. Además, definamos más la frase: y el Verbo era con Dios. La preposición con indica no solo proximidad, sino relación intima, personal. Pros (con) implica no mera existencia al lado de, sino relación, comunicación personal.

Jesús es el Verbo que es uno con Dios (v. 1). La frase y el Verbo era Dios… sin ambages afirma la deidad de Jesucristo. Esta frase dice literalmente: y Dios era el Verbo. Este primer versículo afirma categóricamente que el Verbo, el Hijo de Dios es Dios, es divino. Él es Dios el Hijo, uno en divinidad con el Padre. No hay distinción en esencia entre Dios y el Verbo, o entre Dios y el Hijo. Ambos son iguales en divinidad y por tanto igualmente deben ser honrados, adorados y exaltados.

1 comentario: